domingo, 22 de junio de 2008

San Iker de España

Veinticuatro años después España por fin se sacudió unos cuantos fantasmas. Lo hizo tras matricularse con entereza ante un rival con colmillos, de esos a los que hay digerir hasta el hueso. La selección de Luis tuvo el cuajo necesario para no destemplarse en un partido de máxima exigencia, forzada hasta la extenuación por Italia, que a falta de talento fue el equipo crudo que se esperaba, lo que engrandece la victoria española. No sólo por el resultado, no sólo por alcanzar su primera gran semifinal desde la Eurocopa de 1984, sino por haberse sobrepuesto la penitencia de los penaltis, una vieja cruz. La victoria tuvo un enorme valor simbólico y anímico, una vacuna contra el pesimismo crónico del fútbol español. Esta generación tiene recorrido.

Bajo un bochorno atmosférico, el partido, tan emotivo y agónico al final, no arrancó hasta pasado el descanso. La selección de Luis destiló un fútbol anémico, demasiado tierno, con muchos jugadores con cadenas en los pies, paralizados quizá por esa hipoteca histórica que pagan todas las generaciones españolas Incapaz de exorcizar tantos demonios, España concedió una ventaja capital a su adversario: que el tiempo avanzara sin que nada ocurriera, sin sobresaltos. Un paisaje idóneo para Italia, que nunca sintió que tuviera que mover el árbol. A los italianos les van los partidos contemplativos, de aire pedregoso. Se trata de que nada ocurra a la espera de una falta, un pelotazo a Toni o cualquier rebote. Encogida España, el calentamiento se prolongó hasta la eternidad, sin chispas, todo muy funcionarial. En el primer acto, con el partido a los pies de Xavi, a su alrededor sólo hubo barbecho. Apenas dos diagonales de Silva cuando se desplazó a la derecha alteraron a Buffon, que atajó el primer disparo y sólo pudo visualizar de forma angustiosa el segundo, extraviado por un palmo. De Italia sólo hubo una pista, cómo no, de Toni, que estrelló un cabezazo en el cuello de Marchena, que a falta de centímetros hizo de dique. Ya en el segundo periodo, con su corpachón, Toni, un futbolista sin techo, armó un alboroto frente a Casillas que finalmente resolvió el capitán español al despejar con el pie un remate de Camoranesi a centímetros del gol. Sin tacones, Puyol y Marchena tuvieron que aplicar el mejor manual para frenar a la "grúa" italiana.
Ante tanto sosiego, a Italia le bastaba con neutralizar las líneas de pase y desenchufar a sí a Villa y Torres, obligados la mayor parte de las veces a jugar de espaldas. España tampoco encontró una vía con Iniesta, esterilizado todo el campeonato, sin ángel. Como en las jornadas precedentes, Luis le retiró al inicio del segundo tramo. El duelo necesitaba un agitador y durante el torneo nadie ha cumplido mejor con ese papel que Cazorla. Al tiempo, el seleccionador relevó al principal guionista y apostó por el repertorio de Cesc en detrimento de Xavi. España cambió de marcha, con algo más de vértigo, Torres y Villa por fin pudieron jugar con la vista al frente. Italia no capituló en defensa, pero su medio campo se descosió. Con más horizonte para ambos equipos, el encuentro se volvió menos crudo. A falta de poética, hubo tajo en las áreas, en las dos direcciones. Italia, siempre con Toni como diana; España, más coral. Si Camoranesi había tenido su momento, llegó entonces el de Senna, excelente en el segundo trecho, cuyo zurriagazo se le escapó a Buffon. El poste le redimió.
En medio de la distensión, el partido adquirió un tono dramático, consecuencia de la zozobra que provocó siempre una prórroga, cuando se acortan los plazos y cualquier desliz resulta fatal. Al filo, nadie se maneja como Italia. No importa la edad de sus futbolistas, es hereditario. España tenía que poner prueba su madurez, tanto por la inexperiencia de un racimo de jugadores como su perpetua consternación en las grandes citas.
Luis se jugó la baza final de Güiza. Italia, que no es un equipo plástico, pero sí firme, mantuvo la resistencia. Al fin y al cabo había llevado al límite a un rival superior, con muchos más recursos técnicos. Luego, a esperar alguna Pedrea. Como la que casi se cobra Di Natale, al que Casillas tuvo que desviar un exigente cabezazo. Fue la réplica italiana a otro disparo ajustadísimo de Silva tras un servicio de Güiza, que barrió el frente de ataque con movimientos muy inteligentes para dislocar a los centrales de Donadoni. Al igual que al resto, le faltó precisión y España se vio condenada al casino de los penaltis y, de nuevo, bajo el yugo de la maldición de San Paulino, fecha en la que desplomó a los penaltis en 1986, 1996 y 2002. Una situación extrema para chicos como Cazorla, Güiza y Cesc, más curtido pero ante la ruleta de su vida con sólo 21 años. Acertó Cesc, se agigantó Casillas y España rompió un maleficio. Y no sólo el de Paulino el santo. Superada la gran barrera de los cuartos, ahora quedan dos listones. Ya no hay fantasmas.

Casillas: "Tenía fe en los penaltis"
Justicia, al fin

Así se vivió en Carrusel Deportivo la tanda íntegra de penaltis del España-Italia y los minutos posteriores de la clasificación de la selección españolaAUDIO - Cadena Ser - 22-06-2008

miércoles, 11 de junio de 2008

Villa MaraVILLA



La España que preconiza el toque goleó al contragolpe. Una variante válida cuando se administra con eficacia, la que tuvo el equipo de Luis Aragonés, que salvó las turbulencias iniciales hasta que apareció Villa, puntual ante el gol en tres jugadas de larga distancia, una vía desconocida del equipo. La contundencia española dejó luces y sombras. Algunas pistas positivas, como la pegada del Guaje, el jugador que simboliza numéricamente la herencia de Raúl; la completísima obra de Xavi y la alegría de Cesc, que festejó con rabia su magnífico pase del tercer tanto y su posterior diana, la primera con España. La selección necesita al jugador del Arsenal por sus grandes cualidades y por su contagioso optimismo. Pero no todo fueron excelencias. Una vez más, el grupo evidenció sus dificultades para sostener el andamio defensivo, falto como está de futbolistas con estrellas para esa línea, de músculo para el cuerpo a cuerpo. España no sabe minar el campo cuando es preciso y adversarios con mejor armadura que Rusia le habrían retratado. Sus volantes, Iniesta y Silva, no están esculpidos como barreneros, con lo que el equipo tirita cuando sus laterales se ven acorralados y sin auxilio. Y los centrales, Puyol y Marchena, aún no se reconocen. Tampoco ayuda Senna, que no es precisamente un futbolista de mármol.

Gol de Villa (España,1-Rusia,0)
AUDIO - Cadena Ser - 10-06-2008
Gol de Villa (España,1-Rusia,0) -

Gol de Villa (España,2-Rusia,0)
AUDIO - Cadena Ser - 10-06-2008
Gol de Villa (España,2-Rusia,0) -

Gol de Villa (España,3-Rusia,0)
AUDIO - Cadena Ser - 10-06-2008
Gol de Villa (España,3-Rusia,0) -

Pese a sus deficiencias, el conjunto de Luis gestionó su goleada con varios imprevistos. Con Capdevila por encima de un irreconocible Sergio Ramos, con Xavi más al quite que un irrelevante Senna y con un toque de billar de Iniesta cuando éste despachaba su partido más indigesto con España. Con su inopinado nuevo ecosistema, la selección empezó gripada, con escasa cadencia de juego, con demasiada palidez y las líneas algo desgalichadas. Nada de ese fútbol aromático que le ha distinguido en ocasiones y que pretende patentar. El equipo estuvo vacilante hasta que llegaron dos jugadas con un punto de partida inesperado. Cuando los rastreadores de la selección llevaban años tras la pista de un lateral izquierdo, resulta que en la pedrera han encontrado a Capdevila, por ahora un filón ofensivo: tres goles en 18 partidos, algunos tan relevantes como los anotados en un amistoso con Francia y el primero ante Suecia en Chamartín, decisivo para la clasificación para la Eurocopa. Anoche no marcó, pero suyo fue el estupendo pase que enfiló a Torres hacia la portería rusa en el primer gol de Villa y suya fue la arrancada que, tras un desastroso córner lanzado por los chicos de Hiddink, derivó en el geométrico pase de Iniesta al Guaje en el segundo tanto español. Dos contras lanzadas por el lateral izquierdo, un guión sorprendente. En las dos acciones, los participantes españoles mostraron su mejor versión. Torres, que se mueve con patines en espacios abiertos, en los que se siente más cómodo cuando se descuelga por la periferia izquierda del área, maniobró con sabiduría para asistir a Villa, que acompañó la jugada como es él, con el gol entre las cejas. En el segundo arreón de los rojos, Iniesta fue el Iniesta que piensa como nadie con los pies y la cabeza. Su dejada al guiño de Villa a la espalda de los fatigosos y torpes centrales rusos fue museística. Una diana, la segunda, de lo más oportuna, a un soplo del descanso. Demasiado para el grupo de Hiddink, que sintió que había llegado la hora de dimitir.
Con medio partido ventilado, Luis ordenó una nueva mutación en el segundo tramo. Retiró a Torres y dio el relevo a Cesc. Se pasó del primerizo 4-4-2 al 4-5-1. Rusia no inquietaba, ahogada por Xavi, sobresaliente con el nuevo sistema. Con el azulgrana de canciller y el equipo en la sala de espera, era cuestión de tiempo que España bajara la persiana. Las contras resultaban más sencillas con un rival cada minuto más vulnerable y con Cazorla de agitador. A la selección le sobraba cierta retórica, pero era cuestión de paciencia y tino. Llegó el momento de Cesc, la gran noticia del tramo final. Hacía 26 partidos que España y el guía del Arsenal se buscaban mutuamente. Por fin se reconciliaron en Innsbruck. No fue casual que en el tercer acierto de Villa medio equipo saliera disparado a abrazar a Cesc, que dio un puñetazo al aire como si hubiera logrado sacudirse un misterioso embrujo. Su gol posterior contribuyó al exorcismo y cerró un duelo tan fértil como aquél con el que se estrenó España frente a Ucrania antes de apearse del Mundial 2006. Esta vez, con un aire nostálgico: resulta inevitable rebobinar hasta el Atlético de mediados de los 70, en el que Luis perfeccionó su partitura al contragolpe, su gran opera prima. Hay otra España.
Oye y si esta vez si...Y si esta vez gana España?

domingo, 8 de junio de 2008

Alemania y Portugal: Primeras favoritas!!!

Alemania 2-0 Polonia

Joachim Loew, ''segundo'' de Juergen Klinsmann en el último Mundial y relevo de éste tras el citado campeonato, se salió con la suya. Sacrificó de inicio a Schweinsteiger -que entró en la reanudación- en beneficio de Podolski, el héroe del partido, que jugaría por detrás de Klose y Mario Gómez. El técnico germano confió en el meta Lehmann y en su pareja de centrales, para la que no dudó en esperar por la recuperación del madridista Metzelder para alinearlo junto a Mertesacker, dejando la manija a Ballack.
El holandés Leo Beenhakker, que hizo historia al clasificar a Polonia, por primera vez en su historia, para una fase final del principal torneo por naciones del Viejo Continente, perdió en las jornadas previas a Blaszczykowski y salió con Ebi Smolarek (Racing de Santander) como hombre punta. Mostró un planteamiento valiente, sin renunciar al ataque. Que resultó arriesgado.
En el cuarto minuto, Alemania ya se pudo adelantar. Con la defensa polaca desbordada, Klose le ''regaló'' un gol cantado Gómez, que llegó tarde a un balón que salió rozando el poste de la meta de Boruc. Y no perdonarían los alemanes su segunda ocasión clara. De las botas del delantero de origen español salió un pase al hueco hacia Klose, que repitió alarde de generosidad y le cedió el balón a Podolski, que marcó a placer.
No bajó los brazos Polonia, que pudo nivelar en dos ocasiones en las que fue protagonista Lobodzinski, primero con un disparo cruzado (en el 27) y más tarde sirviendo un pase de la muerte a su capitán Zurawski (m.36) que no entró por poco. También se sumó a la ofensiva Levandovski, el ''Gattuso'' polaco, con sendos disparos desde lejos a falta de siete para el descanso y justo al borde del pitido, en un tramo final de la primera parte en la que las entradas por la derecha de Fritz pudieron haberle causado daño al equipo de Beenhakker.
El holandés dio entrada, tras el descanso y en sustitución de Zuravski a Guerreiro -nacionalizado en mayo, tras cinco años en el Legia Varsovia-. Secundado por Krzynovek por la izquierda y -hasta que fue reemplazado- por Lobodzinski en banda derecha, el medio de origen brasileño reforzó la idea de que Polonia llegó a Klagenfurt con la idea de ganar el partido.
El triunfo de Robert Kubica en Montreal, el primero de un piloto del antiguo bloque del Este en un Gran Premio de Fórmula Uno -y el primero que lidera ese Mundial- dejaba entrever que la jornada podía ser mágica para el deporte polaco. Pero Alemania no luce su palmarés por casualidad.
Poco después de que Ballack, en el 70, hiciese lucirse a Boruc, un fallo defensivo de Golonski fue aprovechado por Schweinsteiger y el semifallo de Klose dejó el balón a los pies de Podolski, que de un fuerte disparo colocó el definitivo 2-0.
Después de 16 partidos, la valiente Polonia salió de la capital de Carintia de nuevo con su marcador de victorias frente a Alemania a cero. Y el último gol que le metió un polaco a un alemán en un partido de selecciones data de 1980. Fue Boniek, que hoy estuvo en el palco junto a Michel Platini. Aquel día también cayeron ante el vecino antipático. Por tres a uno.

Portugal 2-0 Turquia


Portugal tiene otra estrella diferente a Cristiano Ronaldo. Se llama Pepe y juega en el Madrid. Era su segundo partido oficial con Portugal, el que le ha coronado definitivamente como defensa de talla mundial y referente de Portugal (fue elegido mejor jugador del partido). Los de Scolari cogieron aire para el resto de la fase de grupos.
Sin movimiento no hay espacios, y sin espacios no hay fútbol vistoso, y es precisamente eso lo que ocurrió en la primera parte. El exceso de celo en guardar la posición, el miedo a perder y la tensión del debut privaron al público de cualquier tipo de espectáculo. La emoción sólo llegó en jugadas a balón parado. Así logró marcar Pepe de cabeza un gol que fue anulado por el alemán Fandel en el minuto 16 por un supuesto fuera de juego. Dos después, era Nihat quién daba la réplica con otro libre directo que se coló entre la barrera y salió del campo acariciando el poste.
Cristiano Ronaldo andaba en ese momento perdido en el campo, mirando a buen seguro la poco estética estampa de los dos centrales turcos, en especial la de Servet (casi dos metros de nada estilizada figura). Presas apetecibles para la fiera lusa, sometida a la táctica de acoso de Terim (faltita tras faltita), que no tardaría mucho en dar el primer zarpazo, aunque en este caso fue a balón parado.
Primer palo.
Colocó con mimo la pelota escorado a la izquierda, marcó los pasos como un pateador de rugby y lanzó un misil al palo más lejano que Volkan desvió con la punta de los dedos. Por eso el balón fue al poste. Turquía permanecía atemorizada más por los nombres que por el buen juego que tenía enfrente (sólo Simao era capaz de entrar con peligro por la izquierda). Con Portugal bien plantada y con un Pepe convertido en el jefe de una defensa segura, Nihat y Tuncay tenían poco que hacer. Marco Aurelio se las veía y se las deseaba para controlar el juego entre líneas de Deco y Moutinho, que no terminaba de cuajar en una primera parte tan fría.
La reanudación comenzó con dos fogonazos. Los turcos pidieron penalti de Simao, que trabó a Nihat en el área (habría sido demasiado riguroso). Unos segundos más tarde, Nuno Gomes estrellaba el balón en el palo en una contra aprovechando que el colegiado dejó seguir el juego tras un patadón de Zan a Simao.
El partido tenía otro ritmo, y más espacios, y Cristiano empezó a sobresalir. Pero el choque tenía otra estrella: Pepe. Una subida imperial del central en el minuto 61 acabó en una sutil pared con Nuno Gomes. Pepe no se lo creía. Estaba sólo ante el portero... y no lo desaprovechó. La veda estaba abierta. Sin presión y sin miedo a perder el primer partido apareció la verdadera cara de Portugal. Minuto 65, quiebro y requiebro de Cristiano y pase medido a la cabeza de Nuno Gomes. El balón acabó en el palo.
Tan crecido estaba Scolari que en el 69 se animó a probar el plan B: entró Nani por Nuno Gomes y Cristiano Ronaldo se colocó en punta... y con el brazalete de capitán. Sin embargo, fue Raúl Meireles el que puso la guinda al aprovechar una jugada entre Cristiano Ronaldo y Moutinho. Ese gol valió para ser primera de grupo.

domingo, 1 de junio de 2008

Primero fue el Tour y ahora el GIRO!!


Grande Alberto Contador!!!El español ya es campeon del Tour 2007 y del Giro 2008 solo le queda la Vuelta a España para lograr ganar las 3 grandes.


Alberto Contador, madrileño de 25 años, se convirtió hoy, quince años después del segundo triunfo de Miguel Induráin, en el segundo español que gana el Giro de Italia, cuya 91 edición concluyó hoy en Milán con la victoria del italiano Marco Pinotti con 32:45 en la contrarreloj individual de 28,5 kilómetros.
Desde que Miguel Induráin logró la segunda "maglia rosa" consecutiva -y última- en 1993, ningún español había pasado del segundo puesto en la ronda italiana: Abraham Olano en 2001 y José Enrique Gutiérrez en 2006. Unai Osa también estuvo en el podio con su tercer puesto en 2001.
Después de once victorias italianas consecutivas, el trofeo de vencedor del Giro regresa a España.
Contador, enrolado a última hora en el Giro tras la repentina invitación de los organizadores al equipo Astana, llegó a la última etapa con una exigua renta de 4 segundos sobre el italiano Riccardo Ricco (Saunier Duval) y una más holgada de dos minutos sobre Marzio Bruseghin (Lampre) que fueron los que le acompañaron en el podio final.
Acompañaron a Contador en el podio final dos italianos: Riccardo Ricco, mejor debutante, que terminó a 1:57 del español, y Marzio Bruseghin, que acabó a 2:54 y salvó el tercer puesto por sólo dos segundos sobre su compatriota Franco Pellizotti.
Bennati y Sella, los otros triunfadores
Los otros grandes triunfadores fueron los italianos Bennati, ganador de tres etapas y que se lleva la clasificación de los puntos; Emanuele Sella vencedor de tres etapas y de la general de la montaña, camiseta que lució desde el primer día.
El circuito de la última contrarreloj era casi plano. Partía de una altitud de 205 metros y remataba en el Corso Venezia a 119. Un trayecto en el que Contador era superior, en teoría, a sus rivales directos en la general. Como Induráin, el madrileño se disponía a conquistar la carrera rosa después de haber ganado un Tour.
En 1992 Induráin ganó la contrarreloj final sobre un recorrido el doble que el de hoy- y con ello su primera victoria final en el Giro. Hoy, Contador anhelaba en emular al navarro cerrando con un triunfo de etapa.
El primer registro destacable lo obtuvo el ruso Mikhail Ignatiev con 32:55, a una media de casi 52 km/h, pero el italiano Marco Pinotti, campeón de Italia contrarreloj, batió su marca con 32:45 y permaneció al frente de la etapa hasta el final.
Todo el interés se centraba en la lucha entre Contador y Ricco, pero el primer control, en el km.10,9, empezó a despejar la incertidumbre: el español, con un parcial de 13:40 -el decimocuarto- aventajaba en 55 segundos al italiano. La batalla por la maglia definitiva estaba zanjada, pero el triunfo de etapa se le escapaba al líder.
Por el segundo control, en el km. 19,7, Contador acreditó un parcial de 32:28. El margen sobre Ricco había crecido hasta 1:26 y perdía 20 segundos respecto a Ignatiev, el mejor en ese punto aunque luego fuera superado en la meta por Pinotti.
Ricco llegó a la meta con un tiempo de 35:17, a 2:32 de Pinotti, y a partir de ahí Alberto Contador pudo saborear el triunfo, sabedor de que sólo un accidente podía costarle la victoria final en el Giro. El madrileño paró el crono en 33:24, a 39 segundos del vencedor de etapa, Pinotti.
Una crono sin sorpresas
Así una crono que no deparo ninguna sorpresa, pues Contador, por resultados había dejado claro que era mejor que sus rivales, Ricco y Bruseghin, por lo que sólo un percance podía bajarlo del primer puesto del podio que ocupaba en la salida de la última etapa.
Contador entra también en la historia de la carrera italiana, en la lista de corredores que se llevan "la maglia rosa" sin haber ganado ninguna etapa, algo que tampoco han logrado ninguno de sus compatriota en la presente edición de la carrera.


Fuente as.com